La vida en el ámbito rural es un escenario perfecto para una crianza a “fuego lento”, permite ir más despacio en nuestra existencia y así gozar más de la vida.
Desde este proyecto se considera vital la vida al aire libre y, por eso, cada día paseamos por un camino de sotos centenarios que nos permiten disfrutar al máximo de la naturaleza.
Tenemos, además, huerta y gallinero y nuestras vecinas y vecinos, Lucita, Elvira, Remedios, Manuel, Pepe y Cesáreo, nos permiten a menudo participar en sus quehaceres diarios, lo cual favorece el intercambio intergeneracional asegurando que exista transferencia de conocimiento y experiencias en ambas direcciones.